Necesario, replantear el lugar social de los hombres y la masculinidad: Antar Martínez

 

 

*“Por procesos de socialización, históricamente a los hombres se les prepara más para el uso de la violencia”, agregó el profesor de la Facultad de Psicología en un conversatorio que dio como parte de las Jornadas Académicas de la UdeC.

 

Gracias a los movimientos sociales, culturales e históricos que han generado las mujeres y las personas de la diversidad sexual a lo largo de los últimos años, comentó el Dr. Francisco Antar Martínez, “se han generado acciones sociales, políticas e institucionales que han ido cambiando poco a poco los esquemas y patrones sociales, y ese cambio estructural que está ocurriendo, conduce de manera casi inevitable a que el lugar de los hombres y de la masculinidad también se replantee o cuestione”.

 

Este profesor-investigador de la Facultad de Psicología comentó lo anterior durante el conversatorio “Masculinidades para la igualdad de género: algunos desafíos para las Instituciones de Educación Superior”, que impartió a profesores de nivel medio superior y superior de la Universidad de Colima como parte de las Jornadas Académicas 2023.

 

En su charla, definió al género como un sistema social; “esto es, un sistema es algo que se caracteriza porque sus elementos están correlacionados, es la interrelación global de los elementos que lo integran, esto quiere decir que si un elemento se mueve, el sistema cambia, y eso es precisamente lo que ocurre con los movimientos de mujeres y personas de diversidad sexual que modifican su posición”.

 

Indicó que las masculinidades, al ser un elemento del sistema de género, se pueden observar, cuestionar y redefinir; “durante mucho tiempo, las masculinidades de los hombres no fueron pensadas como sujetos de género, sino que el hombre era pensado como el sujeto universal”. Explicó que la masculinidad es una posición en la estructura social de género y también la forma en que esa estructura se encarna o en que los sujetos se definen a partir de ella.

 

La masculinidad, agregó “es también el conjunto de representaciones y productos culturales que dictan qué es ser un hombre en una sociedad; por ejemplo, las películas, los libros, las canciones, los valores, la cultura visual, los modelos y todo lo que tiene que ver con la representación de lo masculino en una determinada cultura”.

 

Las masculinidades, añadió, son las formas en que ese sistema se materializa en la vida de personas concretas, “nunca se materializa de manera idéntica; el paso entre la cultura y el individuo nunca es automático ni absoluto, por tanto, la forma de ser de cada quien como persona articula y construye formas en las comunidades”.

 

Agregó que la masculinidad en nuestra cultura se estructura jerárquicamente: “hay un hombre dominante y un hombre subordinado; existen posiciones hegemónicas, que son las que se consideran el modelo a seguir, y la masculinidad subordinada, que son los hombres que por determinadas características son puestos como carente o débiles”.

 

Al ser la masculinidad un código cultural, resaltó, no se refiere exclusivamente a la persona de sexo masculino, “por lo que es posible observar mujeres masculinas; esto es, nos construimos como personas con la suma de un proceso de experiencias en las que vamos aprendiendo, incorporando, definiéndonos y moldeándonos; en este sentido, podemos decir que la masculinidad, igual que la feminidad, es adquirida, por eso pueden doler tanto”.

 

Finalmente, comentó que la violencia se ejerce independientemente del género, la orientación sexual o el sexo; “lo cierto es que en la cultura que tenemos y en buena parte de la historia humana, el uso de la violencia se ha tribuido mayoritariamente a los hombres; son los hombres quienes han monopolizado el uso de la violencia; podrían ser no violentos, como cualquier otro ser humano, y tampoco es que las mujeres no sean violentas, porque también pueden serlo, solamente que por procesos de socialización, a los hombres se les prepara más para el uso de la violencia”.

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