Pandemia afectó dinámicas de aprendizaje y socialización en las escuelas: Expertos

 

 

*“No debemos olvidar que factores como la parte afectiva, social y cognitiva implican retos para algunos estudiantes, y que el contacto con nuevas personas les puede generar emociones de incertidumbre si no tienen esta facilidad para socializar”: Paul Ceja

 

Para los expertos en pedagogía de la Universidad de Colima, Alberto Paul Ceja Mendoza y Claudia Sofía Martínez Álvarez, en este regreso presencial a las aulas, luego de casi dos años de actividades académicas casi totalmente virtuales, es importante trabajar en la adaptación de las y los alumnos a nuevos entornos, tanto en temas meramente de estudio como en los aspectos emocionales, que también intervienen en sus procesos de aprendizaje.

 

El maestro Alberto Paul Ceja, director de la Facultad de Pedagogía, destacó que si bien los y las alumnas han vivido en constante cambio y adaptación, ya que cuando las clases regresaron a la modalidad presencial tuvieron que adaptarse a la nueva forma de trabajo (clases burbuja y un aumento gradual en el número de alumnos que comenzaron a ir a las aulas), “no debemos olvidar que factores como la parte afectiva, social y cognitiva implican retos para algunos estudiantes, y que el contacto con nuevas personas les puede generar emociones de incertidumbre si no tienen esta facilidad para socializar”.

 

Paul Ceja destacó que una de las principales funciones de la escuela es lograr el aprendizaje, “pero también permitir experiencias de crecimiento académico y ser un lugar de socialización, pero durante la contingencia esa socialización tuvo condiciones distintas, ya que se disminuyó el contacto físico y las habilidades de socialización se desarrollaron a través de las herramientas digitales. Ahora, con el regreso a dinámicas totalmente presenciales, se agrega un factor más al proceso de socialización y de encuentro”.

 

Por este motivo, añadió, los y las docentes “pueden acompañar este proceso mediante la comunicación, observación, y generar la confianza para que los y las jóvenes compartan cómo están viviendo la transición. Implicará identificar en qué momento el estudiante empieza a tener manifestaciones de aislamiento; es decir, si se siente o no integrado al grupo o la institución; es ahí donde pueden intervenir e identificar qué factores están afectados, si la parte afectiva o la emocional”.

 

En lo que refiere a los y las estudiantes, recomendó que acudan al área de orientación educativa de su plantel para que les ayuden con estrategias que les abonen al afrontamiento de esta nueva experiencia académica y con ello generar también una autorregulación durante el proceso.

 

Para Claudia Sofía Martínez Álvarez, interventora educativa y colaboradora del área de desarrollo humano del Centro Universitario para el Bienestar Integral (CUBI) es importante involucrar, al contenido educativo, temas y acciones de desarrollo humano para apoyar al estudiantado a generar de manera integral las habilidades cognitivas.

 

En este sentido, destacó, es necesario hacer una triada entre docentes, psicólogos y orientadores del plantel para lograr una mejor integración y adaptación de los jóvenes a su plantel y compañeros, y por consiguiente lograr un mejor aprendizaje; “hay jóvenes a los que se les dificulta desarrollar habilidades de estudio; por tal motivo, entre materias podemos vincular contenidos de cómo ser sociables, sobre la empatía y trabajo en equipo, porque son aspectos que se van a ver en la modalidad presencial”.

 

A los y las alumnas les dijo que una buena herramienta para tener un mejor desarrollo escolar “es identificar las habilidades con las que cuentan en las asignaturas; es decir, qué es lo que me gusta de tal o cual materia, cuáles me llaman más la atención. Crear hábitos de estudio, fijarse plazos y sobre todo dedicar tiempo para la relajación. Los jóvenes se dejan consumir por el estrés y la frustración, por lo que practicar ejercicios de respiración y darse sus tiempos les ayuda mucho a desarrollar habilidades cognitivas”.

 

Finalmente, recomendó a los y las docentes no etiquetar al alumnado, ser abiertos y empáticos y reconocer que existen formas distintas de aprendizaje y enseñanza; “debemos escuchar y entender que son nuevas generaciones y procesos que nos van a ir llevando a ser pacientes y conectar de la menor manera con los y las alumnas”.

 

 

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