Ídolo de multitudes, Rigo Tovar falleció un día como hoy, pero hace 15 años; la causa: un paro cardiorrespiratorio. Su muerte significó un duro golpe para la música tropical de nuestro país, que perdió a uno de sus ídolos modernos.
Su imagen y su obra permanecen en la memoria colectiva del pueblo mexicano. Un museo en su natal “Matamoros querido” le rinde tributo, lo mismo que una estatua suya que se yergue en el boulevard que lleva su nombre en aquella ciudad fronteriza, a orillas del río Bravo.
Rigoberto Tovar García nació el 29 de marzo de 1949 en Matamoros, Tamaulipas y creció en una familia humilde de padre mexicano y madre texana.
La música siempre estuvo presente en su vida debido a que su padre formaba parte de la banda municipal de Matamoros.
El inicio de su carrera artística sería en Houston, Texas, ahí creó nuevos ritmos en los que fusionó la cumbia con instrumentos como la guitarra eléctrica, el sintetizador y la batería eléctrica, que en ese entonces eran exclusivos para grupos de rock. Este estilo y su creciente popularidad lo llevarían a recibir el título de “hijo predilecto de Sam Houston” y a instituir el 31 de agosto de 1978 como “Día de Rigo Tovar” en esa ciudad.
En 1979, rompió un récord de asistencia para un solo artista en Monterrey, Nuevo León, cuando estaba en la barra marina en las márgenes del río Santa Catarina reuniendo a más de 400 000 personas, los periódicos El Norte y El Sol de Monterrey declararon que “Rigo Tovar llenó más público que el Papa” quien había reunido a 300,000 personas cuando visitó el mismo sitio.
Sin embargo, la carrera de Rigo Tovar vino a menos a raíz de la pérdida de su madre en 1974 y de su representante y hermano, Everardo Tovar, durante el terremoto del 19 de septiembre de 1985, lo que le llevó a estar sumido en problemas de adicción a las drogas, aunado a que padecía retinitis pigmentosa, vitiligo y diabetes.
Con todos estos problemas de salud, Rigo se retiró del ambiente musical en 1995.
Con información de El Sol de México.