Académicos dan a conocer hallazgos sobre la experiencia educativa de migrantes en California

 

*En el marco del Seminario Académico del CUIS, los investigadores Jonás Larios, Paul Ceja y José Manuel de la Mora compartieron los hallazgos y conclusiones de su investigación sobre educación para adultos migrantes en el estado de California, EU.

 

Como parte del Seminario Académico del Centro Universitario de Investigaciones Sociales (CUIS) de la Universidad de Colima, los investigadores Paul Ceja Mendoza, José Manuel de la Mora y Jonás Larios Deniz expusieron su participación en el proyecto “Tejiendo redes de trabajo trasnacional: investigación sobre educación para adultos en California”.

 

Dicho proyecto de investigación, que encabeza la académica Ana Uribe Alvarado, se realizó a partir de una toma de contacto con las plazas comunitarias que imparten educación básica para adultos en el estado de California, Estados Unidos, donde el INEA implementa el Modelo Educativo para la Vida y el Trabajo (MEVyT) entre la población migrante latina y principalmente de origen mexicano.

 

En su disertación Paul Ceja, docente de la Facultad de Pedagogía, expuso como primera referencia importante para comprender esta realidad que, en el ámbito educativo y de las políticas públicas, la educación para adultos es percibida como algo complementario o compensatorio, por lo cual no se le da un peso significativo y en consecuencia tiene un limitado acceso al financiamiento.

 

Otro de los retos que enfrenta este sector educativo, dijo, es la profesionalización de sus docentes, ya que la educación para adultos basa mucho de su funcionamiento en el trabajo de voluntarios, “por lo tanto, no hay una formación pedagógica tan sólida en quienes participan como facilitadores y esta situación se convierte en uno de los principales retos para dicha modalidad educativa”.

 

Al hablar específicamente sobre la implementación del MEVyT en las plazas comunitarias de California, el académico señaló que una de sus principales características es que busca hacer más significativo el aprendizaje a través de la situación de vida de cada educando. “Esto es un reto, pues implica que el profesor debe tener la capacidad de recuperar los conocimientos previos del estudiante y reorientarlos para la búsqueda de un nuevo aprendizaje que debe adquirir como parte de la experiencia formativa”.

 

A pesar de que existen materiales específicos de trabajo para este modelo educativo, añadió, en ocasiones no están disponibles, así que los profesores utilizan aquellos que tienen al alcance; “es decir, materiales que les son accesibles y que conocen porque se utilizan en la formación escolarizada, pero que no están diseñados como parte del MEVyT”.

 

Finalmente, Ceja Mendoza aseguró que un cambio de perspectiva en la educación de los adultos posibilitaría una mejor incorporación del modelo de “aprendizaje a lo largo de la vida”, ampliando así los alcances y su posible impacto en la sociedad. “Para lograrlo, es relevante permear desde la política pública, el énfasis en la educabilidad del adulto, más que con una perspectiva lineal de desarrollo, con una visión que implique un proceso de construcción y desarrollo permanente en interacción constante con su entorno”, concluyó.

 

Por su parte, el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, José Manuel de la Mora destacó que a través de las encuestas realizadas por el grupo de investigadores, observaron que existe una relación entre la seguridad que proporciona un documento legal que avale su estancia de los Estados Unidos y la decisión de los migrantes por continuar con sus estudios a través del MEVyT. “Evidentemente, el miedo a ser deportados limita las posibilidades de su acceso a las plazas comunitarias”.

 

Como parte de los hallazgos del estudio, el docente detalló que la mayoría de las mujeres que llegan a estudiar a las plazas comunitarias cuentan con estudios de hasta sexto de primaria, mientras que la mayoría de hombres solo con el tercero de primaria. “Además, registramos entre la población encuestada que la migración se disparó entre los años 1990 y 2000, sin mayor diferencia entre el número de hombres y mujeres, excepto en el año de 1990, donde migraron menos de la tercera parte de mujeres que de hombres”.

 

Para cerrar su participación, De la Mora dijo que esta investigación puede aportar datos relevantes no sólo para el ámbito de las ciencias sociales, sino también para las autoridades educativas y migratorias, en el sentido de comprender la realidad que viven los migrantes y el miedo que representa continuar con sus estudios por su estatus legal en los Estados Unidos.

 

Por último, el profesor de la Facultad de Pedagogía, Jonás Larios Deniz habló sobre la interacción que existe entre la experiencia educativa y migratoria, destacando entre sus hallazgos que la experiencia de estudiar en las plazas comunitarias genera en el educando no sólo la motivación de aspirar a objetivos más altos, sino que esta sensación se transmite a toda su familia. “Hemos notado que la ayuda familiar es uno de los factores más importantes, ya que si la familia cree en la importancia de este proceso formativo, se convierte en un compromiso familiar que entre todos y como colectivo enfrentan”.

 

Un segundo aspecto interesante, detalló, es el de las tareas escolares, pues los migrantes que se dedican a labores como el campo, el cuidado de ancianos o quienes exclusivamente estudian, son los que tienen un índice mayor de cumplimiento con este tipo de deberes escolares, mientras que amas de casa, cocineros, jardineros y trabajadores de restaurantes son los que menos cumplen con dicho rubro.

 

Entre sus conclusiones, el académico señaló que el MEVyT “representa para los migrantes un espacio de libertad y de posibilidad; se debe revalorar la educación como una inversión cultural y económica, además de que esta investigación nos permitió visualizar en la institución la posibilidad de brindar educación para adultos y estrechar un vínculo con el INEA”.

 

Finalmente, Larios Deniz señaló que, a partir de esta experiencia, surgió la idea de promover una plaza comunitaria para la educación de adultos en la UdeC, pensando específicamente en la Facultad de Pedagogía para albergar dicho espacio. “Como parte del cuerpo académico 53 ‘Educación, Equidad y habilidades digitales’ y en el marco de nuestra línea de investigación ‘Educación y justicia social’, vemos muy conveniente la creación de una plaza comunitaria, ya que le da mucha fortaleza al entorno y va generando en las familias la confianza y motivación para poder transmitir a la siguiente generación la importancia de la formación académica”.

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